Una de las mejores soluciones para mantener una temperatura ambiente agradable en nuestra casa, durante el invierno, es la de las ventanas aislantes. Esto, además de en el lógico bienestar, repercutirá en un ahorro: tendremos que encender menos la calefacción y emplear, claro, menos potencia. Cada ventana tiene un nivel de eficiencia energética que vale la pena conocer.
No hay que olvidar que, igualmente, al utilizar ventanas aislantes del tipo que sean, estaremos reduciendo la huella de carbono y jugando en pro de la sostenibilidad. El interés de los gobiernos por reducir las emisiones ha jugado un papel fundamental en la puesta en marcha de una calificación energética para los edificios, así como de una etiqueta de calificación energética específica para los distintos tipos de ventanas.
Así son las partes de la etiqueta de eficiencia energética de las ventanas
Cuando observamos la etiqueta de eficiencia energética de una ventana, observaremos distintos grados de eficiencia, con distintos colores y diferentes estaciones: verano e invierno.
La primera parte de la etiqueta incluirá el tipo de ventana que estamos analizando, así como otro tipo de información como los datos y la clasificación según su aislamiento. Esta clasificación incluirá una letra y un número determinado de estrellas de las que dependerá su eficiencia.
La segunda parte, por su parte, nos muestra la clasificación dependiendo de la estación, invierno o verano.
Mientras que la de invierno tiene hasta siete grados o niveles de eficiencia, desde el color verde y la letra A para las mejores ventanas aislantes, hasta el rojo y la G, para las, quizás, ventanas más antiguas y que menos aíslan la casa, en la clasificación de verano observamos tres niveles diferentes de eficiencia, visualizados a través de estrellas; tres para las más eficientes y una para las menos eficientes.
¿Son las más eficientes en invierno, también eficientes en verano?
No. Ventanas como las de vidrio tienen un rendimiento muy bueno durante el invierno, pero en verano, a no ser que tengan un tratamiento de control solar, no son tan indicadas.
Por último, no nos podemos olvidar de la ficha técnica de la etiqueta, que constituye su tercera parte: en ella encontramos datos como la transmitancia térmica del conjunto de ventanas, la permeabilidad del aire de la ventana, la transmitancia térmica del marco, la del acristalamiento o el factor solar del acristalamiento.
En definitiva, esta etiqueta, que no tienen por qué llevarlas todas las ventanas, es voluntaria y su clasificación depende del fabricante, por lo que, como reconocen los expertos, la fiabilidad depende de la seriedad de este.
Las ventanas más aislantes para el frío
Si queremos tener unas ventanas aislantes, que nos protejan del frío, tenemos que tener en cuenta ciertos materiales. Según diversos estudios, las ventanas de aluminio son las que, en este sentido, dominan el mercado por razones como las siguientes:
- Gran relación resistencia/peso que permite diferentes configuraciones.
- Fácil de mantener.
- Buen nivel de seguridad.
- Algunas cuentan con la tecnología de poliamida, lo que permite mejorar enormemente su aislamiento térmico.
Otro tipo de ventanas muy buenas para aislar del frío son las de madera. Como sabrás, la madera es, por naturaleza, aislante. El problema para esto tipo de ventanas puede radicar en su dificultad de reparación, su poca resistencia al desgaste y su necesidad de mantenimiento constante.
Soluciones para que las ventanas soporten el calor
Cuando hablamos de ventanas para aislar el calor, lo mejor, más allá de la propia ventana, es encontrar soluciones que protejan al propio vidrio de la ventana del sol. Así, encontramos una serie de láminas de protección solar que se pueden colocar sobre la ventana, protegiendo de los rayos UV.
Estas láminas, además, nos permitirán ver lo que ocurre en el exterior y cuentan con la ventaja de que desde fuera no podrán observar lo que hacemos, lo que supone un plus de intimidad.
Otras soluciones son los vinilos de protección solar, de instalación muy sencilla, pero que, entre otros inconvenientes, nos quitan claridad interior y conllevan un efecto espejo que no agrada a determinadas personas.
Los toldos son una de las soluciones más habituales para ventanas; llegan a reducir la temperatura hasta diez grados, además de regalarnos un plus impagable de intimidad. Existen numerosos materiales de toldos, cada uno con unas ventajas e inconvenientes.